Definiciones

Los ecosistemas: son una comunidad de organismos que se autorregulan y sobreviven al interactuar con el medio físico dentro de un espacio geográfico definido.

Alteraciones: son transformaciones o cambios en la esencia o el funcionamiento habitual de las cosas.

Componentes bióticos: son los seres vivos de un ecosistema y se dividen en autótrofos y heterótrofos.

Componentes abióticos: son los elementos no vivos de un ecosistema y están conformados por energía, materia en forma de nutriente y elementos químicos.

El componente vegetal: hace referencia a la flora de un ecosistema.

El componente animal: hace referencia a la fauna de un ecosistema.

La deforestación o tala de árboles: ocurre cuando los bosques son convertidos en granjas para alimentos o cultivos comerciales o usados para crías ganado. Además la tala de árboles para uso comercial o para combustible lleva a la destrucción de los bosques. Como las plantas son los productores primarios de alimento, ya que transforman la energía  lumínica en energía química mediante la fotosíntesis, también se puede decir que al talar los árboles y acabar con la capa vegetal de un ecosistema, se altera el flujo de energía en el mismo hasta romper el equilibrio ecológico, de tal manera que la energía del Sol ya no puede ser aprovechada al máximo.

El tráfico de especies: Cuando se saca de su hábitat natural uno o varios animales o plantas, se hace que los que queden cambien su rutina de alimentación. Dicho cambio repercute en el aumento de un determinado número de especies  y la disminución  de otras. Por ejemplo, si sacan las boas constrictoras de su medio  para comercializarlas, la población de roedores aumenta ya que no hay depredadores  naturales. Al aumentar los roedores, los cultivos de granos aledaños van a sufrir de manera indirecta esta situación, por lo tanto se ve alterado el equilibrio. En otras palabras, las relaciones de depredación, competencia y parasitismo que se establecen entre las especies, se pueden ver alteradas  por la ausencia o intromisión  de nuevas especies en el ecosistema. 
Contaminación del agua: Los ecosistemas más afectados por este tipo de contaminación son todos aquellos que cuentan con la presencia de ríos, lagos, lagunas, mares y océanos.

En todos los casos, la contaminación se produce como consecuencia de las actividades diarias  del hombre, como la agricultura que contamina con fertilizantes arrastrados por las aguas lluvias a los ríos; las actividades domésticas que arrojan detergentes, aceites y otros residuos al agua; las actividades industriales, que arrojan residuos químicos, nucleares o de guerra  a los océanos, etc.

El agua también experimenta contaminación térmica, producto de la refrigeración de turbinas y motores generadores de electricidad; éste es otro factor determinante del desequilibrio ecológico. Si utilizamos menos elementos que consumen electricidad, evitamos muchas forma de contaminación.

Contaminación del aire: La contaminación del aire, también conocida como contaminación atmosférica, se produce  cuando agentes externos enrarecen el aire y modifican sus cualidades hasta deteriorarlo. En estas condiciones puede ocasionar graves daños en salud pública y alterar estructuras metálicas, monumentos, dañar cultivos, enfermar animales y personas; hasta causarles la muerte, ya que cuando estos gases o partículas reaccionan con el agua aumentan su poder destructivo.
Los contaminantes atmosféricos pueden ser de tres tipos: gaseosos, como los provenientes de las industrias, los automóviles y en general de la quema de derivados del petróleo; líquidos, como los vapores de ciertas sustancias  que se desprenden de las industrias y que cuando llegan a determinadas alturas en la atmósfera, se  condensan y pasan a estado líquido; sólidos, como el polvo proveniente de actividades diarias como el hacer aseo, sacudir tapetes, los fuertes vientos que arrastran tierra y otros. 

Una fuente de contaminación indirecta es la tala de árboles.
 
La contaminación puede ser producto de actividades de la naturaleza, como es el caso de la emisión de gases desde los volcanes en erupción o en actividad. También cuando se presentan incendios forestales; éstos arrojan cenizas, vapores, gases tóxicos, y material particulado a la atmósfera. La contaminación es artificial  cuando proviene de actividades propias del hombre como combustible de carbón o petróleo.

Contaminación del suelo: Nuestro suelo también está expuesto a la contaminación. Esta se puede presentar de manera  natural mediante un proceso  conocido  como erosión que consiste en el deterioro  progresivo  de la capa vegetal  del suelo,  ya que se pierden los minerales que le dan el soporte  bioquímico a los demás seres vivos que de él dependen.

La erosión, se presenta por situaciones naturales, como el viento que arrastra los minerales hasta alejarlos de las capas vegetales  que los necesitan: las aguas  lluvias también arrastran  los nutrientes y minerales del suelo.

La agricultura contamina el suelo cuando no se hace rotación de cultivos; es decir, se siembra la misma  planta durante  mucho tiempo  y no se permite la recuperación  de ciertos minerales del suelo. La tala de árboles  para ampliar los espacios de agricultura también es perjudicial.

La ganadería  contamina el suelo y favorece la erosión  cuando hay demasiados animales  que comen capa vegetal y exceden el potencial de los pastos: además, las pisadas de los animales  compactan la tierra y  hacen más difícil su utilización.

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